El infinito se angustia ante tanto vacío.
Nadie lo avisó del riesgo que suponía ser infinito, ver todo,
porque el hambre se devora a sí misma
y sigue reclamando más,
porque la herida de bala nunca cicatrizó
en un aire polvoriento y lleno del humo
que escupían los escorpiones de oro.
El infinito no pudo soportarlo
y decidió acabar con su propia vida.
Desde entonces el espacio se redujo
y aparecieron cuatro paredes que limitaban el espacio.