Dividido en dos en la búsqueda de la fusión perfecta
en la los dos polos magnéticos me aman,
caigo rodando en el barro de las escaleras
y en esta coyuntura
han acudido en mi ayuda:
la anhelante soledad que encandila,
una lengua de pétalo de río,
dos perros siameses
y el fluir de un caballo cabeza abajo
trotando el precipicio que dispongo
en quiebro infinito, ramalazo de alondra
tiempo de sempiterno revés
crucificado en glaciares verdes
cual malabarismo volcánico en motocicleta
y he de decidirme:
blusa o mecida de firma,
látigo palideciente
en horas muertas
intempestiva claridad forzada a volvarse
en abismos ocasionales y fugases
porque creo en centinelas dormidos
mordidos por avispas.