Quiero distanciar
el material con el que está hecha la voz,
peinarlo y atropellarlo
y, una vez disuelto
en la eternidad inconmensurable de mi sed de ti,
volver a tejerlo y tenderlo frente a las vitrinas
de los secos cráneos de nuestros ancestros
expuestos en anacrónicos museos
y escarbar en mi mojado cráneo,
personal e intransferible,
en busca de mis propios sesos
que sacaré y comeré
con una cuchara de yogur.