(tac-tac-tac tactac)
Las sombras clásicas
se esconden de la brisa
el susurro estático
ni repica ni está en misa.
La explosión recíproca
no encuentra eco y se queda sola
cuando esperábamos continuación
la canción no tenía coda
y todo se vuelve cíclico
estático, en visión sólida
de cimientos con espinas
donde se disuelve lo mírito.