¿Qué hacer cuando no quedan esperanzas?
¿O cuando esta ni se nombra ni se niega,
ni se va ni se queda?
Hay que organizarse para romper con los males
que afligen a este mundo maldito,
sé quienes son los culpables, pero mientras,
dita sea,
yo sumido en una barca a la deriva
porque me aventuré demasiado a la vanguardia de tu pensamiento
llegando al punto a donde no estabas tú,
ni jamás llegarías.
He llegado a ser un sectario de tu amor
un dogmático al que la libertad de crítica apuñala,
pero más apuñala tu silencio,
cruel silencio donde se enrocan
hasta las fichas del parchís.
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