Tengo diferentes versiones acerca de la precisión práctica lanzada por un ente ajeno a mí, así que tranquilo y asegúrate bien de que las cabras no salten al vacío solas y se coman una herida sangrante en la décima ocasión en que subió al trote a un árbol sin hojas, así que tranquilo y asegúrate bien de que las cabras no salten al vacío solas y se coman una herida sangrante en la décima ocasión en que subió al trote a un árbol sin hojas, pero volviendo a lo que díbamos... como las cosas nunca vienen solas, esta vez vinieron acompañadas... ¡y chiquita compaña, muchá!, la compañía telefónica que hidratába las mentes llenándolas de relax y aprendiendo mucho de nuestra situación colonial.
Cualquiera que fuera tu posicionamiento ante tal tamaña divergencia, preferiría que antes no dieras tu opinión... antós tu opinión deberá ser dada con posterioridad a que la sombra anime mi pesar y atormente una idea, como salida descabellada al prefijo y el subconsciente maltratado, ajeno, deshinibido, cual ave de esas que viene en las latas de carne de ave, que al final resulta ser carne cuchino, ¡a ver de cuando pacá los cuchinos son pájaros!.
Puesto que la singularidad de tales hechos no revierten en subvenciones del cabildo, ni del Gobierno de Canarias, puedo tomarme la libertad de dibujar puertas cruzadas por ladrones, agujeros negros en donde sucumben los que se desvelan, servilletas donde anidan serpientes, aguijones clavados en el corazón, y un alma suplicante entre sollozos, que grita Amayna, Amayna.
Contra todo lo que no se puede saber, saldremos adelante martillo a martillo, con joses y puños, cantando y entonando los cantos por la libertad... y finalmente tomaremos por asalto el sillón, destruyendo la mentira e instaurando la libertad.
Cortes de azúcar, aguas que eruptan, sendos caminos que se abren en tresmil, pozos inmundos, cosas de este mundo, antenas parabólicas, desquiciado ando tratando de contener sonrisas, tratando de contener sentimientos, y a la vez aterrado por no poder expresarlos. Buscando escusas o coartadas, para acercarme al dulce y sencillo sendero que atraviesa los mares de la vida, y que en un momento dado se adentraron en mi mente, mi alma. Mientras tando, me contento con la Endecha de las dos islas de Pedro Lezcano (o Endecha de amor de las dos islas).
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