domingo, septiembre 04, 2011

Ríos navegables



Fluye dentro de sus carteras
un inmenso río de sangre
donde los peces se ahogan
partidos en dos por dorados sables.

Dentro de sus carteras
fluye un río de sangre
mientras ellos lo cruzan por un puente
no sea que sus zapatos de piel vayan a mancharse.

Sudor del pueblo que construye puentes
para que los verdugos crucen el río
de sangre, hecho de la negra muerte
adonde fueron a parar los hermanos del frío.

La luna negra tiñe de oro los cañones,
alfombra roja, como el río, sobre el puente.
Honores, besos, mientras los barcos
se hunden con el pueblo en todos los rincones.

(Dailos Tamanca. Letra compuesta en 2003).

...

Recorre por la espalda el viento que interpela a sus oponentes,
sin odio, sin oposición,
desde arriba o desde abajo, las aguas bajan sin la piedra, roca.

Se recorre entre la noche y la mañana,
la ilusión, vana, que no llega.




sábado, septiembre 03, 2011

Oxígeno

El aire

que no puedo ni siquiera respirarlo

déjame olerlo al menos desde lejos

como las abejas

sin las orejas, cabizbajo...
o déjame, más que sea, respirarlo.


¡Oh, sí!

El aire

que no logro hallar
y los pulmones se van de parranda,
déjalos al menos que se queden en casa
pensativos... respirando.


Vacío sin aire, la nada.

Dirse el aire,

¿dónde irá?

Reflexionaba como mendigo

- y me digo -

"estar".


O deja que al menos muera por asfixia,

... no, mejor, respirando.

¿morir? ¿vivir?

No está ahí el debate,

es respirar,

es el aire.