martes, octubre 09, 2018

Llueve, otoño 2018

Llueve,
y el olor a toronjil fresco abre mi piel,
la mente se me enjuaga y puedo ver
cómo surco los aires mientras la tierra
extiende sus manos y se pone a aplaudir
en un festín de olores
que me ayuda a sobrevivir a tu ausencia.
Nado en la lluvia aunque no estés,
aunque esta humedad no sea la tuya,
pero tampoco son mis lágrimas
sino algo que se abre desde dentro
ayudando a soportar el insoportable mundo
donde el fascismo sopla con su secante viento,
un Brasil confundido,
un mundo entrampado,
un dolor de heridas a cielo abierto
pero que ayuda a curar esta lluvia
que por fin llega.