lunes, agosto 28, 2017

El destino de la existencia

El destino de cada persona es desaparecer, el destino de la humanidad es desaparecer, el destino de la vida en el planeta es desaparecer, el destino del planeta es desaparecer, el destino del sistema solar es desparecer y el destino del universo es desaparecer, y ya no quedará rastro alguno de nosotros y de lo que fuimos, lo cual tampoco tiene sentido porque tampoco habrá nadie que pueda indagar en esos rastros inexistentes. Y uno preocupado por tonterías como amores no correspondidos o por si me estoy convirtiendo en "revisionista".

lunes, agosto 14, 2017

Mantequilla cósmica

Hacia el fugaz y frugal camino nos volvemos equidistantes de nosotros mismos
e iguales a un envalentonado aleteo que aclama clámides
disipa lenguas de calabaza
y mantiene su fortaleza a base de debilitarse con (contra de desde) ensañamiento.

Un disparo, luego silencio,
otro disparo,
disparaban almendras desde las almenas,
limpiaban los trastos en el callejón
y mordían a las serpientes a regañadientes
conscientes de que un regalo
rompería el maleficio circular.

Se colaban las palabras pronunciadas cien veces
desde un estrado de ciprés amarillo,
tintes de luciérnaga aterciopelada
en una fuente plomiza donde el acero se exilió
cambiando su composición química por un clavel ausente,
por la risa vuelta llanto,
y el cosmos entero vuelto almas en pena apenada,
diligencias dulcificadas
y gritando en los dos inmateriales oídos al unísono.

Caemos, nos levantamos, saltamos y nos hundimos,
arenas movedizas sobre el azulejo del piso,
"¡del suelo no pasa!" se solía decir,
pero seguimos vueltos hacia abajo incluso cuando volamos
rumbo al planeta del monasterio gutural
carcomido hasta sus más crueles cimientos,
sin valorar que la simiente puede volver
y mineralizar cada folleto turístico de la Laguna Estigia.

Saboreo la mantequilla cósmica,
tras mecer la leche de la vía láctea
a sabiendas de que no la vas a probar
por no atreverte a simplificar los espejos,
por pillarme en mi propia caricatura,
revelarme mis mentiras,
pues tampoco yo probé nunca
esa mantequilla,
esa mantequilla en la quilla
de un barco,
ya ves, qué fácil, qué impostura de poema
soltado cual arrojaduras,
emborcado en el balde del cochino con fregaduras,
mitos, prejuicios, miedos, dudas, verdades y certezas,
deseos de justicia y cerezas.

Esto es una mierda, pero por más miedo que pereza no me atrevo a cambiar.

martes, agosto 08, 2017

Canciones de amor leninistas II - ¿Libertad para qué?


I

No he de ser yo quien diga que eres libre,
quien te otorgue o niegue tal condición,
ni quien te permita marchar ni quedarte,
importa poco lo que yo quiera, sólo que tú seas,
pero sí, quiero que lo seas,
aunque repita a Agustín García Calvo,
"ni de mí, ni de nadie, ni siquiera tuya".

¿y yo?
Aquí sigo, libre para ser preso de tu recuerdo
sin que hayas sido jamás tú mi carcelera,
libre para ahogarme y perecer,
sí, libertad es una gran palabra,
"pero bajo su bandera se han hecho las guerras más expoliadoras",
las relaciones más tóxicas,
las cadenas más relucientes
y la soledad más atronadora.


II

¿Libertad o crucifixión?
(2012, revisitada)


Serías tú el lugar donde negarme, perderme,
esquivar mi persona,
hundirme, ahogarme y acurrucarme.

Serías tú el país que quiero recorrer
allí nacionalizarme 
tras hacerme apátrida por momentos,
y encontrarte a tí
como si fueras una paisana.

Serías tú el lugar donde negarme,
pero si me niegas,
entonces vuelve con virulencia el yo
y me atraviesa con una estaca el pecho
terminando crucificado, contemplativo
mientras te alejas por una polvorienta carretera.  


Canciones de amor leninistas - I ¿Qué hacer?

¿Qué hacer cuando no quedan esperanzas?
¿O cuando esta ni se nombra ni se niega,
ni se va ni se queda?

Hay que organizarse para romper con los males
que afligen a este mundo maldito,
sé quienes son los culpables, pero mientras,
dita sea,
yo sumido en una barca a la deriva
porque me aventuré demasiado a la vanguardia de tu pensamiento
llegando al punto a donde no estabas tú,
ni jamás llegarías.

He llegado a ser un sectario de tu amor
un dogmático al que la libertad de crítica apuñala,
pero más apuñala tu silencio,
cruel silencio donde se enrocan
hasta las fichas del parchís.