Disuelto en tu vaso
me ahogo en tormentas de arena,
me vierto en la nada
que acompaña tu cálida ausencia.
Absurdo quehacer el de una gaviota sin pan
que gime y gime el cansancio
que le da el no tener razón para llorar.
Esquivo en el aire
sombras del sueño de nunca
y nunca decido
emprender el viaje en la ruta.
Absurdo quehacer el de un ciempiés cojo
que ladra y ladra como un gato
bañándose en el agua en que me mojo.
16 de mayo de 2007. 11:05 A.M.
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